El jueves 19 de diciembre la Unidad Educativa San Luis Gonzaga vivió una verdadera fiesta al conmemorarse 60 años de su fundación.

Recordemos un poco de su historia:
En el año 1959, la Compañía de Jesús fundó el Colegio San Luis Gonzaga, concretando así el anhelo de muchas personas que años antes, cuando se cumplió el cincuentenario del prodigio del 20 de abril, habían concebido la idea de crear una nueva institución con el propósito de rendir un tributo a la Virgen Dolorosa por el milagro con el que había distinguido a los estudiante y aulas del Colegio San Gabriel.
Bajo la dirección del Padre Gonzalo Romero S.J., el Gonzaga comenzó a educar, en las mismas aulas centenarias junto a la Iglesia de la Compañía, donde desde la época de la colonia habían funcionado excelentes instituciones educativas regentadas por la congregación de Ignacio de Loyola.
Al evento de sexagésimo aniversario asistieron autoridades nacionales, jesuitas, directores de obras, ex alumnos de distintas generaciones, padres de familia, estudiantes y los colaboradores ignacianos del Gonzaga.

Uno de los actos más relevantes fue la condecoración que realizó Amapola Naranjo, asambleísta nacional, con el mérito Vicente Rocafuerte otorgado a nuestra institución por parte de la Asamblea Nacional del Ecuador. A ello, se unieron los reconocimientos de obras de la Compañía de Jesús.
En el acto se hizo el lanzamiento del documental del Gonzaga, producido por CEAFAX, y del libro «El Gonzaga en el devenir de la Compañía de Jesús» escrito por el Hno. David Chamorro Espinosa, S.J.. Estos dos productos recogen la historia en las aulas del Colegio.
Al finalizar la noche de aniversario, los asistentes pudieron contemplar un museo itinerante en los pasillos del antiguo colegio, en el cuál rememoraron 60 años de historia mediante fotografías, uniformes, registros y colores.
Hoy, más que nunca agradecemos a todos por unirnos en comunidad y nos, y les, comprometemos a seguir trabajando por nuestro lema «ser más para servir mejor»



La Coordinación de Formación Espiritualidad programa y facilita espacios de crecimiento espiritual para los distintos miembros de la comunidad y promueve la identidad ignaciana.
Buscando dar respuesta a la complejidad de las dinámicas sociales, la acción social consciente es un verdadero bastión de lucha por una sociedad humana, justa y equitativa. Al hablar de una acción social consciente se debe tener una visión que contribuya con la transformación social a través de la toma de conciencia de nuestra condición de seres humanos como un solo complejo donde todos los miembros sean reconocidos como actores y poseedores de una diversidad de recursos necesarios para conformar un verdadero proyecto humano.

